La identidad femenina se construye a partir del contexto histórico, cultural y social en el que vivimos. Las sociedades crean representaciones de lo femenino que actúan como modelos ideales que, a su vez, inciden en la estructuración psíquica del sujeto mujer. Estos valores se transmiten dentro de la familia, incluso desde antes de nacer, y posteriormente en el entorno escolar y social, cobrando forma de expectativas, mandatos y estereotipos que encorsetan y oprimen al género femenino.

Es muy importante revisar y cuestionar estas creencias y modelos que nos imponen sobre lo que se supone que deber ser una mujer, ya que todas hemos sido entrenadas para limitar nuestras capacidades y aptitudes al sentirnos subestimadas, subordinadas y discriminadas en relación con los hombres.

Y es ésa relación desigual de poder entre hombres y mujeres, transmitida y aprendida de forma inconsciente a través de los roles de género, la raíz última de la violencia machista; violencia normalizada inter-generacionalmente de la que somos partícipes toda la sociedad, tanto por lo que hacemos por lo que no hacemos para cambiarlo.

Desde el Punto Municipal del Observatorio Regional de la Violencia de Género de la Mancomunidad Las Vegas abordamos y atendemos los efectos más visibles y graves que provoca el machismo: la violencia física, psicológica y sexual que sufren las mujeres por parte de sus parejas o exparejas varones, sin olvidar que estos tipos de violencia proceden de determinadas creencias, valores y mandatos sociales que los justifican y fundamentan.  

 

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